16 de febrero de 2007

Ficha: ARCE JAPONES o ARCE PALMATUM

Nombre científico: Acer Palmatum, donde el apelativo latino “palmatum”, palmeado, hace referencia a la forma de la hoja que recuerda a la palma de una mano extendida.

General:
De la familia de las Aceraceae, lleva siendo cultivada desde hace siglos y en la actualidad hay más de doscientas variedades distintas.

Se trata de un árbol nativo del Japón, China y Corea, caducifolio y de porte muy bajo o casi arbustivo no llegando a superar los siete u ocho metros de altura. Su corteza es generalmente lisa, aunque existen variedades de corteza rugosa, de color pardo y estriado en la edad adulta, verdosa en ejemplares jóvenes. Sus hojas presentan entre cinco y nueve lóbulos profundos y aserrados. Destaca especialmente por el colorido de su follaje que varía espectacularmente de estación en estación mostrando vivos tonos granates, rojizos, verdes, anaranjados o incluso amarillos dependiendo de la variedad de arce.


Condiciones de cultivo:

Situación: Siempre en exteriores pero tomando algunas precauciones. Si bien es cierto que cuanto más sol reciba más espectacular será su colorido a lo largo de las estaciones, sobretodo en primavera y otoño, además de que el tamaño de sus hojas será menor, no es menos cierto que conviene protegerlo de los rigores más fuertes del verano situándolo en semisombra para evitar quemaduras en las hojas. También resulta necesario mantenerse vigilante respecto a vientos excesivamente secos.
En invierno soporta bien el frío, aunque se deben vigilar las heladas fuertes.

Riego: Abundante durante la estación de crecimiento y más escaso en invierno. Gusta de ambientes húmedos por lo que vaporizar con agua puede ser una buena idea en las épocas más calurosas para evitar daños en las hojas.

Abonado: Abonado en los periodos activos; primavera y otoño. Con mayor intensidad en otoño. Esperar unas semanas tras la brotación y nunca en las épocas más calurosas.

Trasplante: Siempre en primavera, cada uno o dos años los ejemplares jóvenes. Después la frecuencia puede ser menor. Todo dependerá del espacio disponible para las raíces, es decir del tamaño de la maceta. El sustrato puede ser la mezcla normal, por ejemplo akadama mas volcánica.

Poda: Responde bastante bien a la poda cicatrizando sin demasiados problemas. El pinzado debe hacerse durante la estación de crecimiento dejando un par de hojas por brote en caso de ejemplares más formados, y alguna más para árboles jóvenes en formación. En cualquier caso se debe tener en cuenta que los entrenudos se alargan bastante en esta especie, incluso tras el pinzado, por lo que conviene no descuidarlo. Así mismo un correcto pinzado contribuirá a reducir el tamaño algo grande de las hojas de estos arces.
En verano puede realizarse el defoliado total o parcial sin demasiados problemas, siempre que no se lleve a cabo demasiado tarde dentro de la estación.

Propagación: A partir de semillas sembradas en primavera tras un periodo de estratificación. Por esquejes también resulta sencillo su reproducción, sobretodo tomando el esqueje en primavera, justo antes de la brotación.

Plagas y enfermedades: Las plagas más corrientes son pulgones, cochinillas, orugas y araña roja, además de oídio y chancros.

Estilos más adecuados:
Se adapta bien a la práctica totalidad de los estilos. Dado el tamaño de las hojas es recomendable formar ejemplares de tamaños medios o grandes.


Comentarios:
Se trata tal vez, junto con el pino, en la segunda especie emblemática dentro del bonsái. Cultivado desde hace siglos en cualquier estilo posible y con cualquiera de sus múltiples variedades, destaca en todo momento por el espectáculo de color que ofrece a lo largo de las estaciones.

Su corteza es muy delicada y quedan marcas fácilmente si se alambra de forma descuidada, pero afortunadamente las marcas, excepto aquellas más exageradas, tienden a desaparecer conforme la corteza pierde su color verdoso para adquirir la tonalidad grisácea de los ejemplares adultos.

Quizá uno de los problemas más comunes que presenta es lo delicado de su follaje que acusa enseguida la pérdida de agua chamuscando las puntas de sus hojas. El aficionado deberá buscar un equilibrio entre el máximo sol posible para obtener un colorido espectacular, y la adecuada protección para evitar desecaciones.


Autor: Sergio Yagüe

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